viernes, 23 de marzo de 2012

BECARIOS


No hay que imaginar nada. Todo está inventado. Lo que mejor resume lo que se espera de los becarios está, entre otros,  en cómo el dueño de El Bulli los trataba cuando tenía abierto su famoso restaurante:

La noticia cuenta cómo trataba Adrià a los becarios, entre 32 y 35 personas que cada año acudían a la catedral de la cocina mundial para aprender los secretos del genial chef. En un libro se muestra cómo en vez de enfrentarse a las espumas y demás exquisiteces, muchos de ellos se veían sometidos a jornadas de 14 horas al día a cambio de una comida, una cama y sin cobrar, o como reconoce el propio Adrià, a pruebas como "limpiar las piedras del aparcamiento, extraer piñones de las piñas en cantidades suficientes como para servir en la cena rissottos en los que los granos de arroz son sustituidos por los piñones o sacar el germen del interior de los granos de maíz".

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